domingo, 28 de febrero de 2010

LOS PRESCINDIBLES

En este sistema económico el ser humano se ha convertido en un objeto más. Decía Saramago que todos somos desechables no ya a los setenta años de edad , sino que la disfunción radica en que ahora se es prescindible a los treinta. El trabajo ha perdido su papel esencial en la producción y ahora es la primera cosa prescindible. Lo más sencillo y obvio en una crisis es quitarse de encima al ser humano. Así, la principal fuente de ansiedad, por qué no decirlo, de miedo colectivo e individual es ser prescindibles. Todos lo somos, tanto el obrero como el director general. El trabajo ya no es el principal valor productivo es un complemento del sistema, el primero que desecha. Quizás alguien debiera plantearse la bondad de esta
situación y reorganizar el modelo productivo y volver a poner en el centro de interés a las personas y no a un sistema que nos convierte a todos en nada.