domingo, 23 de noviembre de 2008

UN POEMA PERFECTE:

DONA'M LA MÀ

Dóna’m la mà que anirem per la riba
ben a la vora del mar

bategant,

tindrem la mida de totes les coses
només en dir-nos que ens seguim amant.

Les barques llunyes i les de la sorra
prendran un aire fidel i discret,
no ens miraran;

miraran noves rutes

amb l’esguard lent del copsador distret.

Dóna’m la mà i arrecera la galta
sobre el meu pit, i no temis ningú.
I les palmeres ens donaran ombra.
I les gavines sota el sol que lluu

ens portaran la salabror que amara,
a l’amor, tota cosa prop del mar:
i jo, aleshores, besaré ta galta;
i la besada ens durà el joc d’amar.

Dóna’m la mà que anirem per la riba
ben a la vora del mar

bategant;

tindrem la mida de totes les coses
només en dir-nos que ens seguim amant.

Joan Salvat-Papasseit,
de L’irradiador del port i les gavines.

domingo, 9 de noviembre de 2008

MI BONSAI y la crisis

Tengo un bonsái. Me lo regalaron y yo fui el regalado, como decía Julio Cortázar con los relojes. Desde hace unos tres meses decidí descretinizar el bonsái, al igual que intento hacer con quien se pone a tiro. Lo puse en el balcón, cambié su maceta, y le añadí abono, tierra, vitaminas y media infusión de té. Mi idea era ir a contracorriente: intentar que creciese, que volviese a ser quien debió ser. Al principio hizo huelga de hojas y se desnudó en el balcón (para gozo de las vecinas, ya que le supongo macho).
En definitiva, mi fórmula era una burda copia de lo que están haciendo los gobiernos para salvar la banca, el crédito y la economía. Para continuar en la misma línea gubernamental, corté unas cuantas ramas dejando las más verdes y frondosas. Todas las ramas que creí emparentadas con la banca de inversión cayeron galvanizadas ante el hierro vengador de mis tijeras podadoras. Por un momento me sentí ministro de Economía.
Luego decidí ir regando el bonsái a medida que el Banco Central iba bajando los tipos de interés. La idea era: por cada cuarto de punto, medio vaso de agua, y si el Euribor reaccionaba en la misma dirección, marchando una de vitaminas para celebrarlo.

Hoy, cuando el Banco Central Europeo ha bajado los tipos de interés he decidido darle un festín. Pero me lo he encontrado sin hojas y retorcido. Por respeto lo dejaré morir en paz. Siempre habrá árboles menos cretinos que el mío. Y bancos y empresas con más posibilidades.

Publicat a La Vanguardia, cartes dels lectors, el 7/12/08